-El muy desgraciado, pretende quitarme la
custodia… Sus padres son gente de poder adquisitivo elevado, lo manipulan todo. Han contratado los
mejores abogados…, cosa que yo no puedo permitirme. Y para sobre vivir tengo
que trabajar en el restaurante. Entre mis padres y mi hermano están criando mi
hija…
La verdad es que el hecho
de que tengas que trabajar y no te puedas dedicar la mayor parte a cuidar de tu
ella es una ventaja que le das. Creo que se lo estas puniendo en bandeja -Dios mío
Mauricio, pero ¿Qué puedo hacer? -dijo ella cogiéndose fuertemente a su brazo,
con los ojos anegados de lágrimas-. Tengo miedo, el juicio sale dentro de seis meses, al final me van a quitar a mi hija. –está bien cálmate, independientemente de cual sea tu
respuesta hacia mi proposición quiero ayudarte. Mañana mismo voy a poner en
contacto con la asesoría de la empresa,
vamos a conseguir un buen abogado. Aún estamos a tiempo para presentar
alegaciones y pruebas. Sí, pero no me lo
puedo permitir -Yo me hago cargo de los gastos que te pueda ocasionar todo el
proceso. Y hora arriba esos ánimos, vamos a brindar por ti. Por, que ganes ese juicio y nadie te separe
nunca de tu pequeña. –mi brindis va por ti Mauricio… apenas te conozco, pero
siento aquí dentro que eres una gran persona.
Simón término de
cenar subió a la habitación y se sentó en el asiento con el ánimo de descansar
un rato. Se había propuesto que a partir de las doce pasaría el resto de la
noche en la habitación de Serena observando cualquier reacción en ella. Ahora
solo tenía que descansar y si tenía la suerte de dormir algo, mejor. Había
dejado aviso en recepción por si no bajaba antes de las doce, para que le
llamaran.