viernes, 30 de octubre de 2015

Libro de Juan: Una pagina de (El infierno de Mónica)





-¿Qué es eso? ¿Qué ha pasado? Abel cálmate de una vez, solo es un pobre gato asustado, escalera abajo, el animal va como una centella y está más asustado que tú. –bien ya estamos aquí arriba a ver si tenemos más suerte. Hijo sigue con tu padre y a ver si haces menos ruido… -lo siento mama es que está muy oscuro y tengo miedo, lo se mi amor, solo tienes que pensar en tu hermana y que al lado de papa vas seguro… -¡vale! Si mama.

Pilar ¿en qué extremo de la estancia quieres buscar ahora? Lo haré en la habitación de ella y en el lavabo. Tu encárgate del resto y si no encuentras nada sube a la terraza, pero con cuidado no vayas a echarte algo encima. Vamos hijo no te sueltes de mi ¿vas más tranquilo? Si  -eso me gusta eres un chico valiente…  cuando se lo cuentes a tus amigos se van a… ¿cómo se dice…? -van a flipar, papa  -ah, sí, ya se me había olvidado.

¡¡Diego aquí!! ¡¡Esta aquí!! Vamos hijo… mama la ha encontrado ¡¡guauuu!! Vamos –de acuerdo pero no te sueltes no vayas a tropezar y caer… -oh, mi amor mi presentimiento se cumplió, estas aquí cielo… vamos mi amor despierta, eso es cariño no tengas miedo… -Mama, mama cuanto te quiero gracias que habéis venido, tengo miedo, no me siento bien, no tengo fuerzas he intentado ponerme de pie y dirigirme hacia alguna parte, pero no puedo. Ya está mi, estamos contigo. Papa te quiero yo también Mónica, más que a nada… -Abel te adoro mi hermano del alma. Yo también a ti… -tú no tienes que tener miedo jejeje. No, bueno solo un poco he subido con papa cogido al principio, solo al principio. –si hija tu hermano es un valiente como tu… y ahora a mi espalda, como cuando



viernes, 9 de octubre de 2015

Una pagina del libro de Juan (El infierno de Mónica?





El agua se le metió en un ojo. En aquel momento algo le rozo en el codo sintió la suavidad de una toalla en el cuello. -Vaya -exclamó con júbilo, es la mano del Ángel de mi vida –de tu vida y de tu guarda –contesto ella. Dime ¿qué harías sin mí? Nada permanecer eternamente sumido en mi mundo en sombras. -Vuelve a la cama -dije mientras dejaba el vaso encima del mármol junto al fregadero. No, no me dormiría, prefiero sentarme aquí y continuar con la lectura del libro. ¿No te aburre ese libro? No, es una historia basada en la realidad. Pues ¡vaya realidad tan triste! La de esas personas ¿Cómo lo sabes? si no te has dignado ni mirarlo. –la otra noche cuando me levante, me leí las cinco primeras páginas y… nada, aburrimiento total…. Tuve que ojear las páginas de sociedad en las revistas de actualidad. Tu eres un poco raro la historia de ese libro es fascinante, Simplemente con leer cuatro páginas no se puede sacar la más mínima conclusión.



John se había acomodado en un sillón en el porche de la casa. Miro hacia arriba, la noche era placida, era

impresionante el cielo… Regreso con la mirada a su entorno contempló sus manos, miro en su interior… por un instante se sintió universo… también se sintió pequeño, he insignificante. Sus ojos, su pensamiento y tras de el su mirada se posaron en la cima de aquella montaña. Recordó las palabras del señor Diego… Un nativo de aquel pueblo; el hombre que leía en el gris de las nubes… y decía que era allí donde dejaban su mensaje las estrellas –John pensó que el hombre no andaba muy lejos de la realidad. En aquel momento percibió que a él le dejaban otro mensaje las estrellas, pero no en las nubes, sino en la cima de aquella montaña.

Escucho el rechinar del gozne de la puerta –me voy a acostarme -le murmuro Rosita al oído. El roce de sus labios, fue semejante a una descarga… una diferencia de potencial, dulcemente erótica. Estiro el brazo lo suficiente rápido como para retenerla… -te has metido en un buen lio con salir a darme las buenas noches… -dije fingiendo un eco terrorífico en mi voz ¡¡jajajaja…!! Te tengo en mis brazos preciosa… hay algo que debemos consumar si quieres liberarte de mi ¡¡huuaaaa…!!  Me he trasformado en el monstruo revoltoso y querendón de este pueblo. Calla! tonto, que me da miedo. Sentado como estaba la atraje hacia mí. Deslice la mano de bajo del camisón. –No deberíamos -dijo ella. No habrás olvidado que somos una multitud y si resulta que alguien esta desvelado. Pues no había pensado en eso, pero no te preocupes tengo la solución –Si!. Espera voy a coger la linterna y una manta del armario… emigramos al cobertizo de los pecadores. Pues estoy seguro que todos los turistas moradores de esta casa deben haber vivido momentos de lujuria y pasión desenfrenada bajo su techo -Desde luego que estás chiflado de remate….  -Lo estoy jejejeje… Un momento preciosa  -de acuerdo pero disimula la protuberancia, por si acaso te cruzas con alguien que viene de camino al lavabo.