Ella se quedó in móvil,
luego asintió. Señor Simón… es que no se lo que es el cariño de un padre, y con
usted me siento bien. Yo le quiero mucho, como si fuera ese padre que nunca he
tenido… -dios mío mi pajarillo… es que me rompes el corazón. Yo también te
quiero, aunque no te lo sepa expresar… perdóname, es que no puedo negar que soy
un tipo raro. Tal vez no se amaros como un padre ama a sus hijos… Tampoco
tuve un padre y una madre… y hay algo más triste toda vía en mi vida, que un día
os contare. –Señor Simón, le quiero tal
como es. –sentí una mano sobre mi hombro… -yo pienso igual que ella –dijo su hermano, le quiero. Dios mío Martín… él se me abrazo –diciendo. Señor Simón ella
y yo le necesitamos. Ahora fue ella la que dijo casi en un susurro. -Sin usted
nosotros nos sentimos perdidos… por favor no nos abandone nunca. –Ni vosotros a
mí, solo os lo permitiré cuando sea viejecito. No quiero ser un estorbo para
nadie. Ella elevó la mirada levanto los brazos besándome la mejilla –diciendo,
mientras usted viva no le abandonaré. –de nuevo su hermano tampoco yo lo haré.
Cuando descanse iré a
ver a mi familia, después iré al laboratorio donde me esperara Mauricio,
daremos un repaso a ver cómo va la contabilidad. Esta noche a las ocho quiero
que estéis preparados, porque estáis invitados a cenar… Quiero presentaros a alguien -¿alguna novia?
–dijo Martín. -Frío, frío. ¿es hombre o mujer? No doy más pistas… hasta mañana
–adiós, señor Simón.
Soy feliz Martín, él
nos quiere… -te lo dije una y otra vez. El es así, le cuesta expresar sus
sentimientos, pero ya te ha dicho que están ahí... vivos. Si que tonta he
sido por ha ver dudado…