jueves, 18 de noviembre de 2010

(Lo multaron por inpotente)



En Italia, un hombre fue obligado a pagar un multa de 200 mil euros (265 mil dólares) por casarse con su novia sin decirle que padecía impotencia sexual. El demandado se llama Luca Prodi, de 26 años, a quien una corte de un pequeño pueblo de Palermo lo encontró culpable de mentirle a su esposa.

La mujer afirmó que su marido quería esperar hasta después del matrimonio para tener sexo, por lo que ella descubrió la cruel verdad hasta en la noche de bodas. Pero los jueces afirmaron que la muchacha tenía derecho a conocer sobre la impotencia de su pareja antes de sellar el contrato matrimonial, por lo que ella no se demoró en divorciarse. Como si fuera poco, Prodi también tuvo que pagar 30 mil euros (casi 40 mil dólares) por los gastos del juicio.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Libro de Juan: ( El vajero de los Mundos ) PGN.304


Hacia el capitán, se hecho prácticamente en sus brazos el jes-
to de sorpresa que observe en el capitán era mayúsculo, pasa-
dos unos segundos reacciono. -Valla pequeña pero que es lo
qué te pasa -murmuro el. Ella seguía abrazada a su cuello con
la cabecita hundida en el pecho de él. Escuche la voz lejana
de Elena llamándola –Elenita ven aquí –dijo al mismo tiempo
que avanzaba hacia nosotros a grandes zancadas -No moles-
tes al capitán –dijo sofocada. El capitán dirigió una mirada a
Elena, después miro a la niña puso su mano en el hombro y la
atrajo hacia si Murmurando algo que ella no entendió porque
me miro diciendo Tito Onni, se que el también me quiere, no
entiendo lo que dice quiero que tú me lo digas. Me sorprendió
la reacción de Elenita, sabía que sentía simpatía por el capitán
pero hasta el extremo de lanzarse literalmente en sus brazos?
–si cielo le dije. El dice que eres una niña muy buena y cariño-
sa, el dice también que es tu amigo y que te protegerá. Ella le-
vanto la vista sonriendo y hundió nuevamente su rostro en el
pecho del capitán. El le acaricio el cabello la suspendió en el
aire y la dejo despacio en el suelo. Elena se apresuro a coje-
rla i empezó a regañarle, -el miro nuevamente a Elena he hizo
un gesto de negación con la cabeza al mismo tiempo -que me
decía Dígale que no regañe a la pequeña ella no ha hecho na-
da malo. –no temas capitán –le dije es su hija y la adora, rega-
ñar no hace daño. El capitán se disculpo y se alejo unos pasos,
le vi con la mirada perdida en el horizonte, no era la primera vez
que le veía adoptando aquella actitud.
Bueno ablanos que ha ocurrido ahí dentro –me pregunto Pirk-
ko con un gesto de cierta tensión reflejado en su rostro. Akka
no ha querido abrir la boca. –sentí el contacto de Elena –si di-
jo ¿que ha sucedido vendrá el?.