La puerta del camarote se abrió de pronto… Suspiré de alivio al ver
la asistenta de vuelo con un carrito que contenía diferentes bandejas donde se
alineaban unas filas de vasitos de plástico, en cada extremo contenía dos
termos, en uno de ellos se hacían perceptibles las letras Coffe. –Fantástico
-me dije en voz baja, tengo la boca seca… de paso me tomare un tranquilizante a
ver si puedo reconciliar el sueño de nuevo.
Más turbulencias, de nuevo el movimiento del avión,
esta vez una catarata de tubos y máscarillas se desprendieron hacia enfrente
del rostro de todos los pasajeros, de nuevo la voz de la auxiliar de vuelo
dictando las normas. Observe que la pareja de delante fueron los últimos en
ponérselas. Una idea se sobre puso en mi mente, aquella gente… No actuaban de
forma normal o al menos a mi me lo parecía…. -tengo que calmarme –pensé, a lo
mejor soy yo asi, no le veía el sentido. Se me aceleró el corazón al pensar que
podían ser secuestradores… y que en algún momento -¿y si hubieran puesto una
bomba en el avión? –pensé de nuevo. No imposible, sácatelo de la cabeza, eso
solo le ocurre a los demás, o en las películas.
De nuevo la mirada de aquel joven ¿a quién mira? A
mí o a ellos… diablos… y qué demonios me importa si los mira o no. ¿Qué es lo
que me pasa? ¿Por qué no me hace efecto el tranquilizante? Tengo que
ir a aliviar un poco la vejiga... me está empezando a doler.
Avanzaba por el pasillo hacia el lavabo. De pronto
sentí una mano rozando mi pierna, luego ascendió hasta mi brazo, frenándome en
el avance y ofreciéndome unas disculpas de forma que no encontré ningún sentido.
Sentí el contacto de algo de papel, en mi mano la abrí, cogiéndolo Entre en el lavabo… ya había terminado,
desdoble el papel. El corazón, empezó a latirme desenfrenadamente. La nota
rezaba asi. Señor Diego llevamos el mismo destino que usted… las dos personas
que viajan en el asiento delante del suyo van a tratar de impedirlo… Tengo que
calmarme…. -por todos los diablos ¿de que me conocen esta gente -pensé.