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PGN de mi libro, sin editar (El rescate de Sara).
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Karen no se sentiría
sola, porque estaría junto a Teresa y con Loryn cuando regresara. Germán
entraría en la oficina. Tú… tengo tres sitios, puedes elegir el que más te guste.
Teresa podría entrar como ayudante de Erika en la cocina y ocasionalmente
sirviendo en la barra.
No tenía sueño pero
estaba cansado, tumbado en la cama sin quitarme la ropa. Un Tsunami de
pensamientos se abatió sobre mí. El que más me atormentaba era que llevábamos
más de una semana y no habíamos avanzado prácticamente nada sobre Sara.
Nuestra situación económica no era muy boyante -encontrar a Sara no parece que
va a suceder de inmediato –pensé-, a no ser que suceda algún milagro.
Esperábamos con ansiedad el resultado de las pruebas del ADN de la exhumación
del cadáver. Lo más alentador de todo eran las ofertas de trabajo que existían
por parte de Berk: que después de un pequeño debate habíamos, aceptado sin
ningún voto en contra.
Tenía sed me levanté,
me bebí un vaso de agua, me llené otro y casi me lo acabé. Hum ¿qué me abra
provocado esta sed tan terrible?.
Oh…Dios que desesperación las tres y aun no me
puedo dormir. Abrí el cajón de la mesita
donde tenía la cartera, y una pequeña radio que siempre llevaba con migo.
-Atila -me dije-. Ofrecía su trono por un caballo. Yo doy el mío por una
pastilla… para poder conciliar el sueño. ¿Qué diría Atila si supiera que yo doy
mi reino por algo tan diminuto como una pastilla? Posiblemente se moriría de risa…
-reí, para mis adentros.
El silencio era
sepulcral, en aquellos instantes era lo que más me atormentaba. Fui hacia la
ventana había dejado de nevar pero el viento seguía soplando. Las fuertes
rachas arrastraban la nieve formando
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Remolinos. Abrí la ventana
solo un instante pensando; a ver si el viento entra, forma remolinos también con
mis nefastos pensamientos y los arrastra como hace con la nieve -¡Si, que se
los lleve muy lejos! Más allá del infinito.
El aire cortaba como
el filo de la navaja de un barbero. Cerré la ventana, me bebí otro vaso de agua
-Cielos pero que me pasa esta noche –pensé, estoy bebiendo más agua que en toda
mi vida.
Acabé de desvestirme me arropé casi hasta los ojos. No fue la solución
a mi insomnio. De nuevo miles de pensamientos
revoloteaban en mi cabeza como las golondrinas alrededor del nido. Uno
se sobrepuso a todos ¿Cómo estará Karen? Se habría repuesto de la crisis que
había sufrido hacia unas horas ¿Dormirá bien? No creo, lo más seguro es que
Teresa la estará calmando en más de una
ocasión. –Pobrecita -pensé no se acostumbra del todo ha vivir con sus demonios.
Tengo que conseguir entrar ahí a ese mundo misterioso, llegar a ese lugar en mente descubrir eso que te atormenta, pero… <
Escuche
unos golpes fuertes y persistentes en la puerta acompañados de voces -¡pero qué
diablos pasa ahí afuera! –pensé. Si, un momento, ya voy... ya voy. Pero cariño
que te ocurre que no contestas. Lo siento es que no me podía dormir. La última
vez que mire el reloj eran cerca de las cinco. Oh! que susto nos has dado. German ha ido a que le
dejen la llave de la habitación para abrir…Aquí llega. -¿Que ocurre ¿te as
quedado transpuesto? Lo siento…yo.
Unos ladrones habían asaltado un chalet y avían robado.
En él solo se encontraba una señora mayor. Un coche había
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