El agua se le metió en un ojo. En aquel momento algo
le rozo en el codo sintió la suavidad de una toalla en el cuello. -Vaya -exclamó
con júbilo, es la mano del Ángel de mi vida –de tu vida y de tu guarda
–contesto ella. Dime ¿qué harías sin mí? Nada permanecer eternamente sumido en
mi mundo en sombras. -Vuelve a la cama -dije mientras dejaba el vaso encima del
mármol junto al fregadero. No, no me dormiría, prefiero sentarme aquí y
continuar con la lectura del libro. ¿No te aburre ese libro? No, es una
historia basada en la realidad. Pues ¡vaya realidad tan triste! La de esas
personas ¿Cómo lo sabes? si no te has dignado ni mirarlo. –la otra noche cuando
me levante, me leí las cinco primeras páginas y… nada, aburrimiento total…. Tuve
que ojear las páginas de sociedad en las revistas de actualidad. Tu eres un
poco raro la historia de ese libro es fascinante, Simplemente con leer cuatro páginas
no se puede sacar la más mínima conclusión.
John se había acomodado en un sillón en el porche
de la casa. Miro hacia arriba, la noche era placida, era
impresionante el
cielo… Regreso con la mirada a
su entorno contempló sus manos, miro en su interior… por un instante se sintió
universo… también se sintió pequeño, he insignificante. Sus ojos, su
pensamiento y tras de el su mirada se posaron en la cima de aquella montaña. Recordó
las palabras del señor Diego… Un nativo de aquel pueblo; el hombre que leía en
el gris de las nubes… y decía que era allí donde dejaban su mensaje las
estrellas –John pensó que el hombre no andaba muy lejos de la realidad. En
aquel momento percibió que a él le dejaban otro mensaje las estrellas, pero no
en las nubes, sino en la cima de aquella montaña.
Escucho el rechinar del gozne de la puerta –me voy
a acostarme -le murmuro Rosita al oído. El roce de sus labios, fue semejante a
una descarga… una diferencia de potencial, dulcemente erótica. Estiro el brazo
lo suficiente rápido como para retenerla… -te has metido en un buen lio con
salir a darme las buenas noches… -dije fingiendo un eco terrorífico en mi voz
¡¡jajajaja…!! Te tengo en mis brazos preciosa… hay algo que debemos consumar si
quieres liberarte de mi ¡¡huuaaaa…!! Me
he trasformado en el monstruo revoltoso y querendón de este pueblo. Calla!
tonto, que me da miedo. Sentado como estaba la atraje hacia mí. Deslice la mano
de bajo del camisón. –No deberíamos -dijo ella. No habrás olvidado que somos
una multitud y si resulta que alguien esta desvelado. Pues no había pensado en
eso, pero no te preocupes tengo la solución –Si!. Espera voy a coger la
linterna y una manta del armario… emigramos al cobertizo de los pecadores. Pues
estoy seguro que todos los turistas moradores de esta casa deben haber vivido momentos
de lujuria y pasión desenfrenada bajo su techo -Desde luego que estás chiflado de
remate…. -Lo estoy jejejeje… Un momento
preciosa -de acuerdo pero disimula la
protuberancia, por si acaso te cruzas con alguien que viene de camino al lavabo.
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