viernes, 21 de febrero de 2014

Libro de Juan. (El infierno de Mónica)



PGN. 189


¿Que sabes de ellos…?. -¿y tu…? Maldita sea! ¿donde te has metido? ¿porque llevas dos días sin aparecer… -¿dos días! Yo. -Martin a que dia estamos hoy? Domingo, señor Dia ocho… -vale, de eso si… -Diego, sigues ahí? ¿Estas bien? ¿Dónde demonios estas?. -John dentro de una hora estoy ahí… Oye. Dime ¿sabes algo de ellos? No, de momento no hay noticias. De acuerdo. -Diego no vengas aquí, entra en la nacional cinco y espérame en River Blac. Lo primero que tenemos que hacer es que te persones en la comisaria y respondas al comisario Stewart. Creo que tiene un sinfín de preguntas que hacerte.

Acabábamos de llegar de la comisaria. Estaba hecho polvo, además de el sin fin de preguntas del Inspector Stewart, había tenido que soportar también el de John… Solo le conté, lo justo. Había cosas sin el más mínimo sentido, no podía explicar a nadie, sin que después me tacharan de chiflado, loco, o quien sabe de que. Por lo tanto –la mejor respuesta es el silencio –pensé.

Tenia un plan, que había trazado de vuelta de la comisaria Tenia también el corazón destrozado… Pilar, mi Lucero de la mañana, la luz de mis ojos mi noble corazón… Y, mi hijo, mi Abel, mi grandullón… Que con solo siete años, te estas haciendo un hombrecito. Y tu, Mónica hija de mi alma Mi preciosa ¿¡Quien os tiene en contra de vuestra ¿¡Quien os tiene en contra de vuestra voluntad!? Os quiero mas que a nada en el mundo… voy a luchar, me voy a partir el alma, si es necesario voy a entregar mi vida. Os voy encontrar aunque os hayan escondido en el fondo del infierno… os voy a sacar de allí.  ¡Dios mío cuanto os hecho de menos, me hacéis mucha falta, no soy nada sin vosotros, no soporto vuestra ausencia, sois el sustento de mi alma.


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