Se habían organizado, establecieron un
protocolo de cómo se realizaría el desplazamiento al aeropuerto. Martin
conduciría el coche de ellos. Pero no era suficiente. Hari se ofreció a llevar
el suyo. Subieron al punto de partida. Quedaron estupefactos. Al ver un grupo
de personas. A Fenoll le bastó un instante para calcular que allí se
encontraban unas quince personas. Miro a Ester y se le encogió el corazón al
contemplar su rostro… -¿Qué es esto –pregunto el pasándole el brazo por encima
del hombro. Ella negó cubriéndose el rostro con las manos, llorando. –Dios mío,
se han confundido, piensan que yo soy alguien algún ser especial, pero no lo
soy. Eso solo lo saben ellos –dijo paseando la mirada por nuestro grupo.
-se acercó a ellos –implorándoles que
regresaran a sus casas. Ella solo era una persona que le gustaba hacer el bien
con todo el mundo sobre todo con las personas mayores, con los enfermos y con
los más necesitados, pero solo eso. Ella no tenía ningún don especial. Fenoll
observo impresionando, como seguían llegando personas y uniéndose a la
concentración. Pensó en la policía local, si advertían la concentración de
personas harían preguntas he incluso nos obligarían a dispersarnos. La
situación es complicada –pensó implorando en silencio que ninguna patrulla nocturna
de la policía hiciera su aparición.
En ese instante a ella se le acercó un
anciano al que conocía bien, un buen hombre después lo hizo una joven con un
niño en brazos. Todos los que estamos aquí –dijo el anciano sabemos quién eres
y el bien que eres capaz de hacer. No sufras, en este caso tu destino es el
nuestro y tu misión sera la nuestra.
La joven asintió, enseñándole en rombo de
cristal, que en aquel momento empezó a iluminarse… -cielos –dijo Ester… Dios mío
esto es increíble. La joven y el anciano retrocedieron.
Está bien –Dijo Ester. Vamos a tener que
organizarnos. Es una suerte que el tiempo es bueno. Todo aquel que tenga un
medio de transporte. Coche o motocicleta que lo traiga y al final organizaremos
el desplazamiento. En el acto mucha gente abandonaron la concentración para
aparecer a los pocos minutos con cinco coches y ocho motocicletas.
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