PGN. 189
¿Que
sabes de ellos…?. -¿y tu…? Maldita sea! ¿donde te has metido? ¿porque llevas
dos días sin aparecer… -¿dos días! Yo. -Martin a que dia estamos hoy? Domingo,
señor Dia ocho… -vale, de eso si… -Diego, sigues ahí? ¿Estas bien? ¿Dónde
demonios estas?. -John dentro de una hora estoy ahí… Oye. Dime ¿sabes algo de
ellos? No, de momento no hay noticias. De acuerdo. -Diego no vengas aquí, entra
en la nacional cinco y espérame en River Blac. Lo primero que tenemos que hacer
es que te persones en la comisaria y respondas al comisario Stewart. Creo que
tiene un sinfín de preguntas que hacerte.
Acabábamos
de llegar de la comisaria. Estaba hecho polvo, además de el sin fin de
preguntas del Inspector Stewart, había tenido que soportar también el de John…
Solo le conté, lo justo. Había cosas sin el más mínimo sentido, no podía
explicar a nadie, sin que después me tacharan de chiflado, loco, o quien sabe
de que. Por lo tanto –la mejor respuesta es el silencio –pensé.
Tenia un plan, que había trazado de vuelta de la comisaria Tenia también
el corazón destrozado… Pilar, mi Lucero de la mañana, la luz de mis
ojos mi noble corazón… Y, mi hijo, mi Abel, mi grandullón… Que con solo siete
años, te estas haciendo un hombrecito. Y tu, Mónica hija de mi alma Mi preciosa ¿¡Quien os tiene en contra de vuestra ¿¡Quien
os tiene en contra de vuestra voluntad!? Os quiero mas que a nada en el mundo…
voy a luchar, me voy a partir el alma, si es necesario voy a entregar mi vida.
Os voy encontrar aunque os hayan escondido en el fondo del infierno… os voy a
sacar de allí. ¡Dios mío cuanto os hecho
de menos, me hacéis mucha falta, no soy nada sin vosotros, no soporto vuestra
ausencia, sois el sustento de mi alma.
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